domingo, 1 de agosto de 2010

Tenemos un equipo que es una maravilla


 Por Ezequiel Fernández Moores
Publicado en la revista "Un Caño" en agosto de 2010
 
"Hasta el Rímini juega mejor que cualquier Selección". Arri-go Sacchi me contaba en Sudáfrica que, para él, las selecciones que jugaban el Mundial eran inferiores en funcionamiento co­lectivo a todos los equipos de club que él había dirigido y me citaba inclusive al Rimini, al que condujo en sus inicios como técnico, en la Serie C italiana.
Sacchi, se sabe, es un fundamentalista de la táctica. Cuen­tan, seguramente exagerando, que no festejaba goles de su equipo si estos no llegaban de una jugada ensayada. La teoría que me contaba esa tarde en un lujoso hotel de Johannesburgo, decía, en síntesis, que cualquier equipo de club tenía un mejor funcionamiento colectivo que las selecciones que estaban en Sudáfrica, con jugadores cansados tras una larga temporada y casi sin tiempo de preparación previo al Mundial.
El ex DT del Milán y de la Italia subcampeona mundial en Estados Unidos 94 no recordaba, tal vez, que los clubes argen­tinos suelen cambiar DT y renovar planteles cada diecinueve fechas, lo que siguen durando sus campeonatos. Ni que hasta en las categorías inferiores muchos DT juegan para ganar títu­los, no para formar jugadores.
La España campeona con base fuerte de Barcelona sería una excepción. El Barga es más que un club, dice el lema del equipo catalán. Y sí, lo es. Es una Selección. Cuando Barcelo­na abra su temporada oficial, dentro de unos días, jugando la Supercopa de España ante Sevilla, bien podría decirse que allí estará jugando la Selección campeona del mundo con e! lujoso agregado del mejor jugador del mundo, Lionel Messi.
Es cierto, Barcelona, un club modelo para muchos, perdió 77 millones de euros la última temporada, y su deuda supera los 500 millones, pese a que la TV le paga diecinueve veces más que al último de la tabla, porque España, una liga con clu­bes modelo según Michel Platini, presidente de la UEFA, es la más injusta en la distribución de su riqueza.
Cuando se habla de Barcelona como club modelo, la referen­cia se dirige entonces a la importancia que la entidad catalana da a su escuela de formación de jugadores y al respeto a un esti­lo de juego. Se trata del fútbol entendido como juego colectivo, aunque el orden de Barcelona necesita igualmente de los goles muchas veces caóticos e individuales de Messi. El fútbol, depor­te colectivo, es orden. Pero juego creativo también es caos.
Todo mejoró con el arribo del DT Josep Guardiola, porque Barcelona no sólo forma jugadores. También forma entrenadores. Lo bueno es que el estilo Barca, al tornarse exitoso, está haciendo escuela. La Selección Sub 19 de España parece un Barga júnior.
Podría decirse que, con ese dinero, es fácil ser como Barce­lona. Pues bien, allí, bien cerca, en la misma Liga y cobrando los mismos dineros de la TV, está Real Madrid. Si el Mundial de Sudáfrica dejó como lección el modelo Barcelona, Real Madrid sería la antítesis. Su concepto de jugadores-estrella hizo agua en Sudáfrica. No sólo por el fracaso de sus dos principales "galácti­cos", Cristiano Ronaldo y Kaká, sino también porque el Mundial estuvo a punto de ser ganado por los holandeses Wesley Sneijder y Arjen Robben, que el club había despreciado un año antes, pese a la opinión en contrario del DT chileno Manuel Pellegrini.
Además del buen estilo made in Barca, el Mundial de Espa­ña dejó como lección, ahora que empieza otra vez el fútbol de clubes, que los modelos no dependen exclusivamente del dinero que se tenga. Dependen también de la convicción con que se apliquen, más allá de una posición final que se ocupe en un torneo de apenas diecinueve fechas.

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