viernes, 1 de octubre de 2010

Fútbol argentino... no debe ser tan malo el negocio

 Por Ezequiel Fernández Moores
Publicado en rionegro.com.ar el 01/10/2010

Gimnasia es la síntesis hoy del fútbol argentino: juego pobre, DT despedido y barra brava que domina. Tal vez sea cierto que este sea uno de los peores momentos del fútbol argentino a nivel de calidad de juego. Cuesta ver equipos que haga tres pases seguidos. Por momentos, tiene razón Ángel Cappa, River es uno de los pocos que lo hace. Pero su discurso cae cuando a River le cuesta imponer una diferencia en su propio estadio contra el último de la tabla. Si vemos a Boca, que no creó una sola situación de riesgo ante Estudiantes, sentimos lo que ya confesó su propio entrenador: "vergüenza". El Bichi Borghi, al menos, parece ser el único que tiene autocrítica. 
Clarín publicó el martes una estadística de sus calificaciones: 58 de 79 partidos del actual torneo Apertura recibieron el calificativo de "malo o regular". Ya nadie se engaña: el fútbol argentino es tal vez el más parejo entre las ligas top, pero es también uno de los peores en lo que se refiere a la calidad del juego. Es parejo por lo malo, no por lo bueno. Y lo malo está siendo cada vez más malo. Los diez goles en los trece partidos de la última fecha son apenas un reflejo.
¿Tendrá que ver la calidad en baja con la violencia creciente que se ve dentro de la cancha, patadas tremendas, faltas permanentes y, muchas veces, no sólo para frenar al rival, sino por simple torpeza? Es mucho más importante meter que jugar.
También es cierto que los arbitrajes están fallando. Pero si un entrenador pide el retiro de un árbitro por una mala tarde, como ha sucedido la última fecha, corre el riesgo de que luego también el árbitro pida luego el retiro del DT ante una mala tarde de su equipo.
Por momentos, el fútbol argentino parece estar en un callejón sin salida. ¿Cómo puede explicarse, sino, que el clásico platense jugado el miércoles en Quilmes precisara de casi mil policías a plena luz del día cuando encima sólo estaba permitido el ingreso de hinchas locales? Las crónicas hablan de trompadas entre jugadores y barras después del clásico. El despido de Diego Cocca era cantado. Página 12 publicó una notable estadística de los últimos años: los entrenadores duran apenas una media de nueve fechas. ¿Sorprende que luego Independiente apruebe un presupuesto polémico, con una deuda de 144 millones de pesos, bajo la vigilancia de los barras?
Pareciera ser que el fútbol argentino cayó en estado de abandono. Que jamás podrá tener una administración algo más trasparente y que los barras tendrán impunidad eterna. Sin embargo, cada vez hay más postulantes cuando hay elecciones en un club grande, como sucede para los próximos comicios de San Lorenzo. No debe ser tan malo el negocio.

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